Consagración al Corazón de Jesús
Manantial inagotable de gracia,
amor y paz. Corazón del que nació
la Iglesia, gracias por recibirme
en ella en el bautismo. Gracias por
mostrarme en ella el rostro de tu Padre.
Gracias por enviarnos tu Espíritu Santo
que nos congrega y construye.
Gracias por continuar ofrendándote
diariamente en la Eucaristía que
une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a ti.
Quiero vivir a plenitud mis promesas
bautismales. Adéntrame, Señor Jesús,
en tu Corazón. Cámbiame este corazón
de piedra. Que se parezca al tuyo para
que no quiera hacer ya más mi voluntad,
sino, como Tú, la del Padre.
Préstame tu Corazón herido, tu corazón
fuerte, para que aprenda a entregarme
entero y sin reservas a la empresa de
que venga a nosotros tu Reino de justicia,
de amor y de paz.
Consagración diaria al Inmaculado Corazón de María
“¡Oh, Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco del todo a Vos” y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo vuestro, ¡oh Madre de bondad!, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.
“¡Oh, Señora mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco del todo a Vos” y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón, en una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo vuestro, ¡oh Madre de bondad!, guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra. Amén.